A tropiezos. ¿Cómo inicié, cómo equipé mi taller y cómo veía el dinero al iniciar? Un Poco de Historia. Bienvenido de nuevo a nuestro blog para aprender a costear tu trabajo y ponerle precio a tus servicios. Es un gusto ver que te encuentras comprometido con aprender más sobre la parte monetaria de tu negocio. Si te perdiste la entrega anterior, te invito a que le eches un ojo en este enlace: Los Básicos. Conceptos de Finanzas para Negocios. ¿Cómo comencé a reparar guitarras y cómo fue mi desarrollo como profesional del gremio? ¿Por qué te platico sobre esto? Para que en caso de que llegues a identificar algo similar en tu camino emprendurial o de auto empleo, estés consciente, de que quizá hay cosas que debas atender respecto a los números de tu negocio. Según mi experiencia, esto que te platico a continuación es 'la lista de don'ts (los no lo hagas). Profundizaremos en eso más adelante, pero a muy grandes rasgos mi inicio en esto de reparar guitarras fue de la siguiente forma: Comprender el funcionamiento de la guitarra me generaba un profundo interés, y ello me llevó a dar el primer paso educándome al respecto, y tomar un curso muy básico de ajuste, reparación y electrónica de guitarras, con la idea de aprender, quitarme dudas, saber cómo mejorar mis guitarras, por qué algunas guitarras eran mejores que otras; y tal vez después, comenzar a generar un ingreso. Comencé casi de forma por completo independiente, o sea que nunca fui aprendiz en un taller, y fuera de ese curso, fui autodidacta casi por completo. Leyendo blogs, libros y todo lo que podía sobre reparación de guitarras; haciendo cosas que otros lauderos o guitar techs de mi ciudad no hacían, no querían hacer, o hacían de forma muy 'chambona' (sin buscar ser irrespetuoso, solo franco). Todo esto en un espacio en casa de mi abuela. Primero en mi recámara, y después una expansión agresiva a la cocina comedor, y a la sala. Poco a poco, sin gastos y sin idea (del sector o del gremio), y comprando en la medida de lo posible, toda la herramienta para poder hacer, bien, muchos trabajos distintos de esos que nadie quería o podía hacer. ¿Hay otras formas? Sí.
En cualquiera los casos anteriores, pienso que esta serie de blogs te puede ser útil. Y si es así, no olvides dejar tus comentarios. ¿Cómo compré mis primeras herramientas y mis primeras herramientas 'especializadas'? Al comenzar compré las herramientas más básicas y con las que todo mundo piensa que sabe ajustar instrumentos:
¡Y vámonos, ya sé arreglar guitarras! Más o menos. Después conseguí un taladro, un 'mototool' Black&Decker y una prensa para banco de trabajo. Conforme fui aprendiendo y adentrándome más en los ajustes y la reparación. Me percaté de que había ya todo un mundo detrás de esto: herramientas especializadas y conocimiento más allá de lo poquito que yo sabía por el curso que tomé y por los manuales de usuario de los fabricantes de instrumentos, que leía para hacer ajustes. Fue de ahí que partió mi inspiración, al ver los trabajos que hacían en los talleres norteamericanos. Comencé a leer... primero blogs, después libros, después con los años aprendí con DVD's instruccionales. Finalmente en 2013, asistí a la Galloup School de Construcción y Reparación de guitarras, para un curso de dos meses. Ya con más experiencia, videoblogs en youtube, cuya información podía 'curar' según su utilidad, y el Blog de Frank Ford (Frets.com, muy recomendable) con reparaciones que ya podía llevar a cabo. Todo especializado en reparación y ajuste de guitarras o reparaciones que tuvieran repercusión en ello. Así aprendí que había muchas herramientas para hacer distintos trabajos de forma más precisa o para resultados mejores y más consistentes. Mejor afinación, y entonación, y acción más baja sin trasteo, mejores pegamentos según el tipo de reparación, y un abanico de técnicas según la reparación. Regresando casi a mis inicios, recuerdo pensar en el día en que comprara esas herramientas, y después de mucho evaluar las mejores opciones para lo que hacía en ese momento, junté dinero y le pedí prestada su tarjeta de crédito al dueño de la pizzería en dónde trabajaba, y así hice mi primer pedido de herramientas para ajustes; como dije, las que más me llamaron la atención, y que pensé que podían ayudarme más (lo hicieron). Fueron de la extinta LMI (Luthier Mercatile International Co.). Una regla de policarbonato, un medidor para profundidad de cejillas (ambos aún son de uso regular en mi taller) y un medidor de radios, éstos últimos de acrílico. Era una época en la que pagaba por aprender y, con tal de aprender a hacer algún trabajo, especialmente de pintura y reparación, no cobraba anticipos (ni sabía que se podía). Ponía los materiales y pedía las herramientas por adelantado sin cobrárselas al cliente, o para que se animara a hacer el trabajo, le cobraba solo las herramientas (porque yo me las iba a quedar y me parecía lo más justo). Me podía pasar tardes visitando proveedores de pintura y herramientas con el coche de mi mamá. ¿Y la mano de obra? ¿¡La mano de obra qué!? Eso no era importante. ¡Sólo aprender! Y si algo salía mal, con gusto y sin problema lo absorbía yo. Pienso que valió la pena por el lado de aprender el oficio, ganar experiencia en cosas que nadie quería hacer, y por el nombre que me generé en esos años... pero no lo fue por el lado de aprender a tener un negocio sostenible. Fueron unos cinco años así. Vivía en casa de los papás (los míos, claro), con lo que ganaba de la pizzería donde trabajaba y con un negocio prácticamente sin gastos (porque todo era prestado), me era muy fácil decidir el re-invertir todo lo que cobraba en servicios en comprar nuevas herramientas, libros y demás para el taller y para aprender más. Tiempo después y ya con una tarjeta de crédito propia (sí le pagué al dueño de la pizzería lo que me prestó), con unos increíbles $3,000 de crédito, y ya con el dinero que ganaba reparando guitarras, comencé a equipar el taller topando la tarjeta y pagando poco a poco hasta poder comprar otra vez. Cuando vi lo que hacían los intereses mejor comencé a pedir sólo lo necesario. Además por esos años fue la crisis financiera global, y con el dólar 50% más caro, se me complicó un poco el comprar nueva herramienta. Sin embargo, un poco después falleció mi abuela y me dejó algo de dinero con el que aproveché para volver a comprar más herramientas, y más libros y DVD's, para hacer más reparaciones y para aprender a hacer los ajustes y trabajo de trastes que siempre había soñado pero que por su costo no me era posible comprarlas con mi tarjeta ni con lo que ganaba en ese entonces (que en realidad no sabía cuánto ganaba). Tampoco acostumbraba o veía realista ahorrar, y como ya comenté, la dinámica era pedir herramientas, vender, trabajar, pagar la tarjeta, pedir herramientas, vender, trabajar, pagar la tarjeta... así que este dinero me cayó como un millón de dólares, y por primera vez sentí que tenía un taller equipado para hacer todo lo que quería hacer. El trabajo nunca paró, y afortunadamente hasta la fecha no ha parado. Mi reflexión, aunque son cosas que recuerdo con bastante gusto, es que si algo es lo suficientemente barato, nunca va a faltar el trabajo. El problema es que si estás en una burbuja en la que no no hay gastos, o tus gastos no reflejan la vida real o el estilo de vida más básico, realmente no sabes si puedes tener un negocio rentable. Quizá voy a ser un tanto repetitivo con esta idea, pero es importante y en próximas entregas vamos a ver por qué. Pero para resumir, diría que no hay que dejar que el precio venda, hay que aprender a descubrir y vender el valor de lo que uno hace, y con valor me refiero a lo que le aporta al mundo (o por lo menos al cliente). ¿Cómo veía el dinero cuando inicié en el negocio, y en general en mi vida? Desde pequeño... entre que si la televisión y el cine capitalistas, que por alguna razón intentan inculcarnos el anti capitalismo (¿nunca te has preguntado el por qué?), el colegio capitalista que intentaba inculcarnos el anti capitalismo, lo que escuchaba decir a varios adultos (familiares y amigos de mis papás), y que en mi familia no se hablaba de dinero... crecí pensando y creyendo que de alguna forma el dinero era la causa de todos los males y como una especie de arcano. Algo lejano y ajeno. No sabía de dónde venía, y no sabía por qué unos tenían más que otros (y si lo tenían es porque seguramente eran malos). Sólo entendía que se lo daban a la gente por sufrir, y después la gente sufría y renegaba por verlo irse. Era algo que para la mayoría de las personas llegaba, pero no se podía conservar, y esto último era probablemente la parte más negativa del dinero. Siempre se necesitaba más, nunca había un momento en el que pudieras decir, listo, ya no necesito dinero, y la idea de que en algún momento no fuera suficiente parecía catastrófica y fatal. En fin, regresando al hogar, salvo por el tema del ahorro y su importancia, el dinero fue siempre un tema tabú. Nunca supe cuáles eran los gastos de casa, cuánto ganaban mis papás o cómo se administraba el dinero, y para acabarla, tuve mi primer trabajo serio hasta los 20 años. Así que, creo que queda bastante claro y podemos decir, que empecé completamente en blanco respecto a temas monetarios o relacionados con el dinero. Mis papás siempre fueron asalariados, igual que mis abuelos (y no lo digo despectivamente). Podemos decir que no tenían las mejores herramientas para ayudarme o asesorarme sobre cómo manejar un negocio ni sobre cómo emprender. Eso sí, les dio gusto que aprendiera un oficio y tuviera una actividad económica, y me apoyaron de muchas formas y siempre lo mejor que pudieron, como por ejemplo dejarme trabajar en la casa de mi abuela durante 9 años sin pagar renta y pagando solamente la luz. No me quejo, porque como ya lo he comentado, todo era un juego y para mí era recibir dinero por hacer una de las cosas que más me gustaban, pero al final, lo anterior generó que no tuviera idea clara de cosas como costos, gastos, ahorro, y otros temas financieros. Y que al final, cobrar fuera un motivo de vergüenza y angustia. Reflexiones: Me gustaría que de esta entrega no te lleves solo un relato, te comparto las reflexiones que he logrado decantar tras analizar un poco mi historia y el proceso de mi negocio:
Muy bien, creo que está más que claro que durante mis inicios fui todo un incompetente financiero (je,je) pero estoy seguro que conociendo lo anterior tu no tendrás ese problema. Ahora pasemos a ver cómo me lo he ido quitando. Pero esto, en la próximas entregas. Nuevamente te invito a revisar cada una de las entregas de este blog, que iremos publicando periódicamente, y no olvides dejar tu comentario y compartir esta serie si consideras que es un tema importante a tratar dentro de nuestro gremio, o de cualquier otro, cuáles son tus opiniones generales al respecto, así como si te ha resultado útil para tu trabajo. ¿Ya conocías estos puntos o tienes una historia similar? ¿Qué consejo te gustaría compartir con nuestra comunidad? ¡Nos vemos pronto! No dudes en contactarnos si sientes que tu instrumento tiene un problema y deseas que recupere su funcionalidad, o que pueda sentirse lo más cómodo y fácil de tocar, tenemos varias opciones para ello. Si identificas que tu instrumento tiene:
O si deseas capacitarte sobre la implementación de ajustes para lograr la mejor acción... Agenda una cita a través de nuestras redes sociales, nuestro correo electrónico o POR MENSAJE a nuestro WhatsApp. Toda nuestra información en nuestra página de contacto. Esperamos conocerte pronto! También te invitamos a conocer más de nuestro contenido y nuestro trabajo, en nuestro blog regular, nuestro blog de reparaciones, nuestras paginas de servicios (en el menú superior de la página) y nuestro canal de Youtube en donde puedes encontrar más contenido de tu interés.
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GBRCenter® (Mario Cárdenas)
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